RF NATURA - SENDERISMO Y MONTAÑA EN ANDALUCÍA

Aquí tienes nuestro cuaderno de rutas; la mayoría discurren por el ámbito de la Serranía de Ronda, que engloba a los parques naturales Sierra de Grazalema, Sierra de las Nieves, una parte de el de Los Alcornocales, más Sierra Bermeja y el Valle del Genal.

Cuenta con nuestros servicios personalizados para llevarte a conocer los más intrincados rincones de la montaña andaluza.

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CASARES - BAÑOS DE LA HEDIONDA - CANUTO DE LA UTRERA

DATOS BÁSICOS

  • DISTANCIA: 12,4 km
  • ALTURA MÍNIMA: 40 m
  • ALTURA MÁXIMA: 466 m
  • ASCENSO ACUMULADO: 555 m
  • MAPA: 1071-II - 1:25.000 - IGN
  • SOLICITUD DE TRACK: sendericus@gmail.com

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BREVE DESCRIPCIÓN

El sábado 22 de septiembre participamos de una ruta Pasos Largos, organizada por nuestro compañero Juani, que nos llevó desde Casares hasta los baños de la Hedionda y el canuto de la Utrera. Antes de iniciar el recorrido establecido subimos desde el aparcamiento, en la zona alta del pueblo, hacia un otero sobre el inmaculado casco urbano de Casares, cuyas casas de un blanco reluciente, se apiñan bajo los restos de su castillo medieval. De vuelta al punto de quedada, bajamos por las estrechas callejuelas hacia la plaza de pueblo y avanzamos por una pista que nos lleva a la confluencia de los arroyos Albarrán y de los Molinos, el cual, a pesar de la época del año en la que estamos, lleva un buen caudal de agua. Desde aquí el río se denomina Manilva. Atrás dejamos el molino del Americano o del Rojo, hasta el que llega un acueducto de dimensiones monumentales. Ahora subimos un fuerte repecho que nos aleja de la ribera aunque después de pasar una angarilla retorna al frescor del bosque en galería. Seguidamente pasamos junto a unas caballerizas donde antes existió el molino de Cancón. La parte más entretenida comienza cuando el río se interna en la sierra de la Utrera, un precioso monte calizo caracterizado por un karst donde las rocas adquieren formas caprichosas. Al llegar de nuevo al cauce, junto a un portentoso algarrobo, remontamos las aguas del Manilva para darnos un refrescón en la charca de la Paloma. Algunos avanzamos unos cientos de metros más para visitar la idílica charca del Infierno. Regresamos con el resto del grupo y almorzamos.
Sigue la ruta por la desvencijada acequia del antiguo molino de las Ánimas hasta llegar a los baños de la Hedionda, cuyo origen se remonta a la época romana. La tradición dice que aquí estuvieron las tropas de Cesar en la guerra entablada con Pompeyo, allá por el 61 a.C. Sus aguas sulfurosas no dejan indiferentes a nadie y se caracterizan por un penetrante olor a huevos podridos. El último tramo de la ruta consistió en atravesar el canuto de la Utrera, paraje de gran belleza estética, donde pudimos gozar de los fenómenos karsticos de este paraje sin proteger, al que una cantera le ha robado para siempre una importante porción de territorio.

MAPA DE LA RUTA

ALTIMETRÍA
REPORTAJE FOTOGRÁFICO

El grupo en el otero que domina a Casares, típico pueblo andaluz, cuna del padre de la Patria Andaluza: Blas Infante

El recorrido se encuadra en la red de senderos de Casares y de la Costa del Sol. Nosotros utilizamos el PR-A 162 Casares-Manilva, el SL 10 Los Baños y el SL 11 Canuto de la Utrera

Casares, situado sobre un tajo de  Sierra  Molina. Detrás Sierra Crestellina con sus dos picos: Sierra de Casares (906 m) y cerro de las Chapas (943 m)

El acueducto del molino del Americano

La sierra de la Utrera y sus formaciones kársticas



Junto al algarrobo situado en la pasada desde donde se remonta el río Manilva en busca de las charcas de la Paloma y del Infierno


La charca de la Paloma. En la imagen se aprecia la acanaladura tallada por el hombre para recoger sus aguas en una acequia

Mi hijo Rafa

La charca de la Paloma

Remontando el río hallamos varias pozas y marmitas. Aquí vemos una poblada de peces


El río se precipita en cascadas

Aquí vemos al Pepe Guerrero, todo un experto en geología, botánica y otras cuestiones de la Gea


La charca del Infierno

Rei se lo pasa bomba



Aguas arriba de la charca del Infierno, el río se empotrona entre las moles jurásicas y se despeña en bonitas cascadas


Rei y Manuela bajo la chorrera de la charca del Infierno

Las maromas sobran en un paraje tan idílico

Aquí vemos a Rei, Pedro y Juani

En la zona es habitual el ganado caprino. No dejéis de comprar el rico queso Sierra Crestellina. Lo venden en la propia fábrica, en la carretera de Casares a Gaucín, a poca distancia de esta primera población

Camino de los baños de la Hedionda

Rosa, Manuela, Vicky y Rafa disfrutan en estos baños termales de época romana

Rei escudriña los pasajes secretos de los baños

Patro y Celia en una de las bóvedas

Rafita en plan vampiro

Y sesión de baños de barro para depurar la piel

El manantial de la Hedionda presta sus aguas al río Manilva, cuyas adquieren esa tonalidad típica de las aguas sulfurosas

Emprendemos el ascenso por el canuto de la Utrera

El sendero aprovecha el trazado del barranco pero estas lajas debidamente talladas favorecen progresar por un trazado casi plano

Ambas márgenes están custodias por altivos tajos donde anidan numerosas rapaces. Tuvimos la suerte de ver en vuelo un águila real

El canuto es de gran belleza y prolifera un denso matorral mediterráneo

Adelfa sobre roca. Caprichos de la naturaleza

Existen dos dolinas en pleno canuto. En una ellas existen dos balsas enormes correspondientes a una cata de gas natural. Menos mal que la explotación no prosperó.

Todo el recorrido está perfectamente balizado e interpretado



Acabamos en Casares refrescándonos en un bar

En una de las calles del pueblo podemos leer este cartel referente a uno de los hijos ilustres de Casares y de Andalucía

"Sierra de Ronda. Mi pueblo está allí, en el extremo levante de una vertiente meridional, anidado como un aguilucho sobre lo alto de un avezado peñón, mirando eternamente los escarpes de África, sobre el Estrecho, percibiendo en su costado el alentar del mar interior que muge dulcemente durante los días de calma y que brama revolviéndolo turbio cuando siente su lomo azotado.

El paisaje que lo circunda es un mundo de rocas partidas y de gargantas hondas, de aguas ariscas y grietas fértiles. Mi pueblo, por su casco, se asienta milenariamente sobre el nido atalaya de una alta peña de la Serranía, como un aguilucho inmovilizado a quien el viento sigiloso arranca y esparce el plumaje, mirando de frente con ojos nostálgicos más allá de Arroyo Grande, que dijo Abuberk, al Estrecho de Tarifa, las rutas de piedras afiladas como puñales por las que fueron a la emigración nuestros hermanos, los desterrados moriscos. [...]"

NOS VEMOS EN LAS MONTAÑAS

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